jueves, 7 de abril de 2011

Teatro

Al comienzo de un blog ya casi abandonado, y lamento que así sea, Enric González citaba a Amos Oz y a la alternativa shakespeariana o chejoviana para la solución del conflicto entre israelíes y palestinos. El dramático dilema es aplicable a cualquier otro conflicto análogo.

El otro día, un personaje muy chejoviano, Juliano Mer-Khamis, murió asesinado por otros muy shakesperianos. Casi podría decirse que el crimen se representó en el escenario de un teatro.





Los personajes comprometidos con el duro esfuerzo de extraer, incluso en las más adversas condiciones, lo mejor de los humanos son los que forman la corriente más limpia de la Historia.



Afortunadamente sabemos que es una corriente que, pese a todo, nunca se detiene.

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