El debate fue un fiel reflejo de la inutilidad de la campaña. El resultado está definitivamente decidido a favor de una vaga esperanza y no hay nada más que decir.
Y ahora vayamos a lo que importa: el dichoso juicio del viernes plagado de peritos, esos expertos de aire pendenciero que siempre están a salvo de la responsabilidad de sus errores. ¿Dónde los he visto antes?
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