sábado, 26 de febrero de 2011

The King's Speech

Sé que está presente en cualquier buena película. Pero en esta deliciosa dramatización de hechos reales me pareció percibirla especialmente. Es la inteligencia. Salí de la sala saboreando la que desprenden el guión y los actores.



Finalmente me pareció un alegato contra el clasismo. Es solo un aspecto de la película, pero ya se sabe que siempre acabamos quedándonos con la parte de la historias que mejor enlaza con nuestras particulares predisposiciones, o comoquiera pueda llamarse eso a lo que me refiero. Nuestra particular curvatura del cerebro. Esas tendencias personales que creemos que deben ser flexibles, pero que observamos que cada vez son más pronunciadas e irreversibles.

jueves, 24 de febrero de 2011

Perroflautinternauta

En la red vivo del cuento. Aunque ahora gasto en productos culturales más que en ningún otro momento de mi vida, tengo buenos motivos para tener mala conciencia desde que internet entró en mi vida. Si hiciera lo correcto, leería un solo periódico, como antes, pero como soy un perroflautinternauta mantengo una suscripción mientras hojeo varios. Si fuera como dios manda bucearía por los rincones de la televisión digital terrestre hasta encontrar lo que creyera que merece la pena, pero como soy un perroflautinternauta voy directamente a lo que quiero ver y elijo cuándo. Si no fuera un pirata vería las películas solo en el cine y más tarde quizá las volvería a ver o las descubriría cuando un programador televisivo lo decidiera, o cuando comprara en el hipermercado un DVD para mi particular y muy exclusivo uso; pero como soy un perroflautinternauta que sigue yendo al cine, no por ello dejo pasar la oportunidad de repasar y descubrir filmografía a través de la red y al ritmo de mi infantil e insaciable capricho. Desconozco cómo exactamente se sostiene Spotify y cuáles son sus efectos en el mercado musical, pero este perroflautinternauta no echa de menos grabar en cintas magnetofónicas música de la radio desde que puede sumergirse en un amplísimo repertorio de bandas sonoras. Sin ir más lejos, últimamente ando tras Alexandre Desplat.




Yo solo soy un tipo con un diábolo que no sabe manejarlo. En realidad soy el perro que lo acompaña. Pero no tengo la menor duda de que, a pesar sus efectos menos deseables, la red y su tecnología propician un intercambio cultural e intelectual que es imparable y enriquece globalmente (mucho más de lo que puede empobrecer) a los que participan en él o simplemente lo contemplan. Un intercambio que estimula uno de los fenómenos más gratificantes y esperanzadores que observo, protagonizado por los más desinteresados y, en esa medida, también mejores. Me refiero al hecho de acometer placentéramente esfuerzo intelectual o artístico por puro amor al arte, sin más compensación que la oportunidad de compartirlo y difundirlo hasta el límite en un viaje que termina siendo de ida y vuelta, llevado a cabo por quienes ya tienen cubiertas sus necesidades de algún otro modo.

Son ellos los que más monedas arrojan. Los que me acarician la cabeza sin reparos ni escrúpulos.
Gracias, chavalotes, dice mi amo con voz ronca.
Muchísimas, muchísimas, muchísimas gracias, ladro yo.

sábado, 19 de febrero de 2011

Un cuentista de los míos

Está decidido. Se pongan como se pongan, de mayor quiero ser John Le Carré. O ahora mismo. Vivo junto a un acantilado, lejos de la ciudad, donde I write and walk and swim and drink. Consciente de que, en contra de las apariencias, soy un simple narrador de entretenidas historias imaginarias. Alguien sin importancia. A good writer is an expert on nothing except himself. And on that subject, if he is wise, he holds his tongue. Some of you may wonder why I am reluctant to submit to interviews on television and radio and in the press. The answer is that nothing that I write is authentic. It is the stuff of dreams, not reality. Yet I am treated by the media as though I wrote espionage handbooks.



La última novela ("Our Kind of Traitor", traducida como "Un traidor como los nuestros") la he leído de un tirón. Me ha parecido que el ritmo de la intriga es más rápido y fluido en éste que en anteriores libros. Y como en casi todos, y es que nunca aprendo del todo, me he enredado tanto en la historia que casi me la creo. Y mira que me lo tengo dicho. To a point I am flattered that my fabulations are taken so seriously. Yet I also despise myself in the fake role of guru, since it bears no relation to who I am or what I do. Artists, in my experience, have very little centre. They fake. They are not the real thing. They are spies. I am no exception.

Está decidido, sí. De mayor migro a Cornualles.


O ahora mismo.

domingo, 13 de febrero de 2011

Forbes, Botox® & rock and roll

Ambición desmedida de poder (de algún modo a través del dinero), de dinero (a través del poder) y frenético combate contra las huellas de la vejez. Pulsiones humanas llevadas al paroxismo. Cierta política mediterránea era y es una mascarada.









Y ciertos gestos de nuestra política exterior, interpretada esta vez por arrojados parlamentarios en defensa del interés económico patrio, no pueden ser más reveladores de una proverbial y ofensiva miopía.




Menudos tragos nos hace pasar la codicia, caballeros. Estoy con uestedes en que conviene llamarla por otro nombre: intercambio cultural, cooperación al desarrollo y apoyo a la expansión empresarial española. Adaptación a las circunstancias con buen sentido práctico.

Iba a reprocharles la escenografía y a decirles que puestos a ejercer el cinismo sin escrúpulos convendría hacerlo disimuladamente. No sé qué me digo. Bien mirado, también en esto nos conviene la transparencia, así nos revuelva el estómago.

martes, 8 de febrero de 2011

Retwiteando (por no bloguear)

Viendo como está el mundo aún hay quien se pregunta por qué se frotan las manos las moscas...

©elbaronrojo (http://twitter.com/elbaronrojo)

miércoles, 2 de febrero de 2011

Money, money



Me convenzo de que se trata de una buena y justa causa, y seguramente lo es, pero no logro evitar la incomodidad que me causan los procesos penales. El largo viaje a Madrid concede al cliente el tiempo necesario para revelarme más detalles del acusado, ese hijo de puta cuya amistad añora por momentos. El continuo relato, sin pausas, de sucesivas anécdotas repletas de ambición, dinero, codicia, dinero, engaño, dinero, corrupción y parrandas retrata unos años que veo claro que fueron para él los mejores, aunque no se atreva a reconocerlo, no después de cómo le defraudó aquel cabrón que había llegado a llorar en su hombro.

Al tiempo que descubro la antes desconocida personalidad del cliente, voy recreando una imagen del acusado, al que nunca he visto. Cuando coincidimos con él en el bullicio congregado junto a las salas de vistas, mi cliente no lo reconoce en un primer momento. Luego me dice que lo ha encontrado muy envejecido. Yo lo encuentro muy pequeño y en nada parecido al que había imaginado, aunque creo que empiezo a conocerlo.

El juicio se suspende finalmente y el regreso ofrece al cliente la ocasión de continuar el anecdotario repleto de villanos en ese escenario de negocios y promociones inmobiliarias que tan bien conoce.

El largo, cansado y tedioso día ha confirmado nuevamente que la riqueza nos deforma y corroe tal como lo haría un anillo maldito que nos atrajera irremediablemente.