jueves, 26 de enero de 2012

Historias imposibles

Estamos esperando a la puerta de la sala de vistas. Unos conocidos del cliente que acuden como testigos a un juicio anterior se lamentan: es la tercera vez que acuden, después de dos suspensiones, para ratificar una factura de 700 €. ¿Y quién valora el tiempo que perdemos?, se preguntan. La Justicia es desconsiderada con el ciudadano, les digo, no lleva las cuentas de lo que hace perder. El cliente comenta que parece que las cosas pueden cambiar con el nuevo gobierno. Ha oído algo de las medidas propuestas por el nuevo ministro de Justicia. Le comento que los problemas están donde precisamente estamos, en los órganos de primera instancia, y no he encontrado en los titulares ninguna propuesta al respecto. ¿Y lo del Consejo General del Poder Judicial? A los cuatro pardillos que estamos allí esperando nos la refanfinfla, para qué decir otra cosa. Contar con una administración de justicia presentable en términos generales va camino de ser una historia imposible, eso pienso, pero buena gana de decirlo y aguar la fiesta.

Así que debo abstraerme y centrar mi atención en lo deslumbrante, como el talento que rezuma el guión de The Hour escrito por Abi Morgan. Las piezas de la historia van colocándose en su preciso lugar hasta el apoteosis del capítulo final, que me transmitió la tensión de los personajes de tal manera que me pareció compartirla. 

Luego están, claro, mis puntos débiles. Como los que tocan ciertas historias imposibles. 



Rematadamente imposibles.



Como la Justicia.

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