jueves, 23 de diciembre de 2010

Larghetto

No se presta suficiente atención a la importancia del tempo. No es solo que ahora vivamos en una época de prestissimo, es que en política todo es de vivace para arriba y ya no recuerdo cuándo fue de otra manera si es que alguna vez la hubo. Y no puede ser.

Se acaba un crudo 2010 y sugiero a voz en grito -en el sordo vacío- que haya calma en 2011. Podemos contar con un presidente del gobierno que ha descartado su reelección y diríase que definitivamente también la de su partido, y que parece resuelto a hundirse acometiendo al fin lo que a nadie gusta, lo que cuesta votos y afectos, pero que los más inteligentes estiman inaplazable. El político se ha ganado a pulso en el pasado la desconfianza de la mayoría pero, quién lo iba a decir, es el único que ahora mismo merece crédito. Habrá que darle su último y breve tiempo y bajar el tempo. Lento pero sin pasarse. Larghetto. Nos conviene.




Felices fiestas, (impetuoso) mundo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Yo apelo

La Audiencia ratifica la "veracidad" de la información de EL MUNDO sobre el 11-M, titulaba ayer el periódico sobre sí mismo.

Lo curioso del enésimo estrambote es que no es descabellado. El resultado del recurso de apelación contra la sentencia dictada en primera instancia es más de lo mismo. Por situar brevemente la cuestión, en palabras de la resolución dictada ahora por la Audiencia Provincial de Madrid éste es, literal y concentradamente, el objeto material sobre el que descansaba la pretensión del demandante:


Al comisario le molestaron los comentarios. Llegó a pensar que la crítica sobrepasaba el límite de lo tolerable y que alcanzaba la abierta, descarada y falsa imputación de delitos. No sabía lo equivocado que estaba. El Tribunal aclara al comisario que, bien mirado, se tomó el asunto a la tremenda:

Lo que el [ingenuo] apelante califica de campaña de prensa contra él puede considerarse más bien [solo hay que aplicar la dosis necesaria de inteligencia] como una actitud pertinaz del citado periódico por esclarecer [esclarecer va subrayado en la sentencia] (o intentar que se esclareciera) qué había ocurrido realmente en los atentados del 11-M [en otras palabras, solo-semos-unos-que-queremos-de-saber].

El conjunto de los artículos reseñados en la demanda (aunque aquí aparezcan concentrados como si de la información de un solo y mismo día se tratara) reflejan un interés continuado por que la investigación policial y la instrucción judicial fuesen lo más transparentes y acertadas posibles. [Angelitos].

Se puede llegar a apreciar que las frases descalificadoras y los epítetos mordaces responden más a la rabia periodística de percibir que la verdad de los hechos se podía escapar que a una intencionalidad lacerante contra el Sr. Sánchez Manzano quien, al fin y al cabo, era un peón [¿una traición del subconsciente?] más dentro del gran ajedrez en el que el Estado se estaba jugando la partida de la persecución y el castigo de los terroristas y, consecuentemente, la protección y satisfacción de las víctimas.

Creo que los Magistrados de la Sala -y desde luego el ponente- llegaron a visulumbrar, quizá solo de refilón, el abismo de lo kafkiano y que por ello decidieron revocar la condena en costas impuesta en primera instancia. Un detalle.

Si alguien quiere conocer el verdadero estado de la Justicia en España no debe preguntarme a mí sino a un buen abogado. Le dirá que está curado, curadísimo, de espanto.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Visiones


El otro día tropecé con un libro que contenía una selección de artículos de Gregorio Marañón. Al abrirlo por azar di con una breve disertación sobre la naturaleza de la mujer, que el pensador consideraba necesariamente singular y diferente de la del hombre a partir del especial papel de aquélla en la reproducción. En un momento dado, de forma respetuosa y a un tiempo condescendiente, un joven Gregorio Marañón mostraba su discrepancia con la opinión expresada por Ramón y Cajal sobre que si la mujer fuera liberada de la tradicional carga procreadora y doméstica demostraría su verdadera capacidad intelectual y científica.

El grave error de Marañón me recordó un aspecto que cada vez me interesa más dentro del complejo concepto de inteligencia: la habilidad para predecir el futuro, de aventurar con el menor margen de error posible aquello que va a suceder. Opera en cualquier ámbito y en todos es importante, tanto cuando nos preguntamos sobre el futuro de nuestra familia como cuando es el de la sociedad o de la misma especie el futuro que anticipamos. No depende solo de disponer de mucha información, sino especialmente de contar con la capacidad para observar adecuadamente la información disponible, de interpretar correctamente el conocimiento. Y me pregunto cómo cultivarla, si es que es posible hacerlo.

Mi natural gusto por aprender (casi exclusivamente) de la experiencia -ese empirismo intuitivo que debe de estar en el origen de mi gusto por el pensamiento anglosajón- hace que mi curiosidad por esa rama de la inteligencia se concentre en las cualidades de los que sabemos que predijeron bien, los que atisbaron en mitad de la incertidumbre. Y aunque ni mucho menos es suficiente para definirlos, observo un rasgo que siempre está presente en ellos: ven mejor el sendero por el que transitaremos los que son conscientes de que siguen en camino y no han llegado, y nunca llegarán, ni ellos ni los que vendrán, a ningún destino definitivo. Y curiosamente acaban viendo mejor los que tienen más presente que pueden estar viendo mal.

Tomo nota. Y seguiré observando.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Tomático



El canal de noticias CNN+ pondrá fin a sus emisiones el 31 de diciembre de este año y a partir del 2011 solo habrá un canal temático de noticias en abierto: 24h de TVE.


Y si las cosas suceden exactamente como es casi seguro que habrán de suceder, desde mediados de 2012 el único canal de noticias que emitirá en abierto en España será algo así como un diario de la (mañana, tarde y) noche de Telemadrid.

Supongo que muchos estarán contentos. Pero qué lástima y qué grima, qué inevitable grima.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Escandinavas

Es oír hablar de sexo y suecas y me sale el Tony Leblanc que cualquier españolito nacido antes de los setenta lleva dentro, pero muy dentro. Para qué negarlo, las denuncias contra Julian Assange me han tocado el subconsciente.

El asunto es chusco y aunque la información es claramente insuficiente empieza a dar miedo viajar a Estocolmo. La tecnología permite a mi Andrés Pajares visualizar el seminario donde los personajes confluyen o escuchar a una de las implicadas, y traducirla, pero estoy viendo Rubicon y ahora mismo no estoy para fiarme de nadie, ni siquiera de que hayan desaparecido tweets tan oportunamente.

Culebrón y circos digitales. Mi Fernando Esteso está que no cabe en sí de gozo. Atentos, que diría Miguel Ángel Aguilar.

martes, 7 de diciembre de 2010

Dream on

Ahora que caigo, puedo resumir mi vida en dos palabras...



...y una intro.

Pero no desespero porque mi vieja entrega a todo género de ficciones televisivas responde sencillamente a la humana necesidad de escuchar historias, y tanto da que sean las novelas de Conan Doyle que leí hace tanto tiempo como la fiel actualización realizada por la BBC y que se merece (y exijo) una continuación.

"Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa". (Fragmento del discurso de recepción del premio Nobel pronunciado hoy en Estocolmo por Mario Vargas Llosa).

Que así sea, maestro.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Jugadores de ventaja

El asunto Wikileaks me ha recordado la comedia In the Loop (qué gusto me da citarme), una prueba más de que pienso en imágenes y que mi cultura se va concentrando en un punto que es cada vez más pequeño.

El balance de la filtración me parece en general bueno. Conocer algunas muestras de las vísceras de la realidad, por muy poco sorprendentes que sean y tan parecidas a lo que imaginamos resulten, es instructivo y compensa a mi juicio el mal trago, a veces injusto, que hace pasar a la dicharachera diplomacia.

En el asunto hay un punto que me toca algo más de cerca y que, en consecuencia, es el que menos puede sorprenderme. Es el desparpajo de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en relación con investigaciones comprometedoras para el gobierno de EE.UU., ese indecoroso compradreo con una parte en un proceso penal que incluye la exposición de estrategias contra el juez instructor que no guardan relación directa con la causa. Esa justicia -con minúscula muy minúscula- de salón que retrotrae a los viejos tiempos en que un breve encuentro con el privilegiado zanjaba el incómodo incidente en el que había estado envuelto. Eso que a veces sigo viendo en mi periférico territorio de provincias. Me parecía que no, pero va a ser que finalmente necesitamos a jueces como Garzón y prescindir de unos cuantos funcionarios infumables que presumen de corrección técnica.

Ahora que caigo, la Leffe Brune tiene un delicioso gusto final. Brindo con ella por la transparencia, así se pique el poder público que dice servirnos. Son picores de crecimiento.