jueves, 23 de diciembre de 2010

Larghetto

No se presta suficiente atención a la importancia del tempo. No es solo que ahora vivamos en una época de prestissimo, es que en política todo es de vivace para arriba y ya no recuerdo cuándo fue de otra manera si es que alguna vez la hubo. Y no puede ser.

Se acaba un crudo 2010 y sugiero a voz en grito -en el sordo vacío- que haya calma en 2011. Podemos contar con un presidente del gobierno que ha descartado su reelección y diríase que definitivamente también la de su partido, y que parece resuelto a hundirse acometiendo al fin lo que a nadie gusta, lo que cuesta votos y afectos, pero que los más inteligentes estiman inaplazable. El político se ha ganado a pulso en el pasado la desconfianza de la mayoría pero, quién lo iba a decir, es el único que ahora mismo merece crédito. Habrá que darle su último y breve tiempo y bajar el tempo. Lento pero sin pasarse. Larghetto. Nos conviene.




Felices fiestas, (impetuoso) mundo.

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