miércoles, 1 de diciembre de 2010

Jugadores de ventaja

El asunto Wikileaks me ha recordado la comedia In the Loop (qué gusto me da citarme), una prueba más de que pienso en imágenes y que mi cultura se va concentrando en un punto que es cada vez más pequeño.

El balance de la filtración me parece en general bueno. Conocer algunas muestras de las vísceras de la realidad, por muy poco sorprendentes que sean y tan parecidas a lo que imaginamos resulten, es instructivo y compensa a mi juicio el mal trago, a veces injusto, que hace pasar a la dicharachera diplomacia.

En el asunto hay un punto que me toca algo más de cerca y que, en consecuencia, es el que menos puede sorprenderme. Es el desparpajo de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en relación con investigaciones comprometedoras para el gobierno de EE.UU., ese indecoroso compradreo con una parte en un proceso penal que incluye la exposición de estrategias contra el juez instructor que no guardan relación directa con la causa. Esa justicia -con minúscula muy minúscula- de salón que retrotrae a los viejos tiempos en que un breve encuentro con el privilegiado zanjaba el incómodo incidente en el que había estado envuelto. Eso que a veces sigo viendo en mi periférico territorio de provincias. Me parecía que no, pero va a ser que finalmente necesitamos a jueces como Garzón y prescindir de unos cuantos funcionarios infumables que presumen de corrección técnica.

Ahora que caigo, la Leffe Brune tiene un delicioso gusto final. Brindo con ella por la transparencia, así se pique el poder público que dice servirnos. Son picores de crecimiento.

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