jueves, 9 de diciembre de 2010

Escandinavas

Es oír hablar de sexo y suecas y me sale el Tony Leblanc que cualquier españolito nacido antes de los setenta lleva dentro, pero muy dentro. Para qué negarlo, las denuncias contra Julian Assange me han tocado el subconsciente.

El asunto es chusco y aunque la información es claramente insuficiente empieza a dar miedo viajar a Estocolmo. La tecnología permite a mi Andrés Pajares visualizar el seminario donde los personajes confluyen o escuchar a una de las implicadas, y traducirla, pero estoy viendo Rubicon y ahora mismo no estoy para fiarme de nadie, ni siquiera de que hayan desaparecido tweets tan oportunamente.

Culebrón y circos digitales. Mi Fernando Esteso está que no cabe en sí de gozo. Atentos, que diría Miguel Ángel Aguilar.

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