domingo, 6 de marzo de 2011

Hereafter

El cine es un potente artefacto de control sicológico. Bien empleado, puede ser un útil instrumento educativo. Lo habitual es que sea un juego emocionante como una atracción de feria, tan capaz como ella de manejar nuestros latidos. Cómo me repito.

Creo además que es en el cine donde la música explora toda su capacidad emocional. Asociada a las imágenes de una historia, trama y sonido se refuerzan mutuamente.

"Hereafter" ("Más allá de la vida"), de Clint Eastwood, es una emotiva película de cine fantástico. Sin más pretensiones, me ha parecido, que hacer sorber mocos -y puedo decir que oí unos cuantos. Agradezco en cualquier caso que durante dos horas una historia me zarandee como un guiñapo.



Aunque reprocho a Clint Eastwood, también autor de la banda sonora original de esta película, que no se haya tomado la molestia de indicar suficientemente (o eso me ha parecido) que precisamente la parte más hermosa de la música de la película, la que enmarca los instantes más acongojantes, no es original, sino un arreglo del 2º concierto para piano de Rachmaninov.



Bueno, bah, se lo perdono.

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