jueves, 13 de octubre de 2011

Titulando

Presto atención a los apuntes sobre periodismo que publica Arcadi Espada en su página ”El Mundo por dentro y por fuera”. Comprendo su preocupación por el futuro de la profesión y estoy de acuerdo en la importancia que atribuye al periodismo en la necesaria ordenación del complejo e inabarcable mundo que nos rodea.

En su entrada del pasado 11 de octubre de 2011 (”Las noticias impresas quedan impresas”) vuelve a plantear esa cuestión que permanentemente sobrevuela su blog, es decir, “si la sociedad democrática puede prescindir de la autoridad (gestionada por los periodistas, pero en la que participan muchos otros agentes) que señala cuáles son los asuntos y qué importancia tiene cada uno y entre sí”. Yo también creo que la respuesta es no, aunque como en cualquier institución que asumimos necesaria pero imperfecta, a mi juicio el esfuerzo debe concentrarse en cómo mejorarla, interés que es evidente y constante en los análisis de Arcadi Espada.

El periodista añadía una nueva e interesante sugerencia en esa misma entrada: “quizá hayamos liquidado con demasiado desdén y premura al lector de periódicos que sólo lee titulares. Los titulares no son importantes sólo por lo que lo llevan dentro, sino por las relaciones de jerarquía que mantienen con los otros titulares. Es decir, de la lectura rápida de los titulares de los periódicos quizá se obtenga un contenido informativo superficial, pero también una relación sofisticada de la importancia de los asuntos. En los periódicos los titulares son algo así como «una lista inteligente» Trasladados a twitter o facebook, es decir, allí donde el orden se debilita o desaparece, dejan de ser inteligentes para quedarse sólo en titulares”.

Al día siguiente me fijé en la portada de la edición impresa de “EL MUNDO” para aplicar el razonamiento. Trato de encontrar la valoración de la importancia (relativa) de los asuntos que subyace a los titulares y los voy contando. Primero, segundo y tercero. La lista inteligente. El tercero: “Asesores de Rubalcaba le piden que se ponga fundas en los dientes”. 


Un día antes el periodista bromeaba diciendo que “distingo a cuatro leguas la cabeza del que lee periódicos y la de su inverso”. Creo que las diferencias más observables las marca el tipo de periódico que se lee y, por encima de todo, el modo de leerlo. No bromeo. Leer según qué periódicos de según qué manera puede ser tan pernicioso, si no más, que no leer ninguno.

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