domingo, 18 de diciembre de 2011

Reglas (o cómo fundar una orden para salirse de ella)

Con frecuencia –y cierta desesperación- me dedico a buscar reglas simples que orienten mi conducta o mi juicio sobre la conducta de otros. Necesito reglas porque suelo andar perdido en un revuelto mar de dudas, pero deben ser reglas simples para que no me cueste recordarlas. Soy un tipo desorientado pero muy consciente de serlo. No todo van a ser defectos.

Últimamente ando pensando en una de esas reglas elementales y quiero ver hasta dónde me lleva, si es que acaso sirve para algo. Me la cuento para no olvidarla. Veo claro que por nuestra contradictoria y convulsa naturaleza tenemos las facultades necesarias para, a priori con una probabilidad similar, ofrecer lo mejor y lo peor de nosotros mismos, que es a su vez algo personal y único en cada caso individual. Aunque seguramente es la cuestión primordial, no quiero discutir ahora qué es bueno o mejor en cada caso y me basta con tener mi particular criterio al respecto. Esto ni es profundo ni riguroso, es exactamente lo contrario, pero, como tengo dicho y reconforta, soy consciente de ello. Sigamos andando, Miguelino, que ya habrá ocasión más adelante de prestar atención al asunto de si el camino se hunde. La regla que me ronda dispone que ante varias alternativas, suele ser preferible la que aumenta las probabilidades de que mostremos lo mejor de nosotros mismos. Conociendo mi gusto por las perogrulladas, al principio pensé que era una más. Una de las gordas para ser exactos, del tipo de "frente a dos opciones suele ser conveniente elegir la mejor". Sigo pensando que es una burda tautología pero no por eso me tiene menos enredado.

Empecé dándole vueltas a la regla observando a los pequeños, tratando de aplicarla al ejercicio de mi responsabilidad paterna, viendo claro después que debiera presidir el esfuerzo educativo de la sociedad. La regla ilustra mi propia idea de la tan traída y llevada excelencia. Pero después la cosa se puso peor. Me he visto tratando incluso de orientar mi preferencia política hacia quienes ofrezcan una mejor aplicación de la regla y ahora la tengo presente casi continuamente, notando que me observa y juzga todo a mi alrededor.

Los resultados son desiguales y sobresale uno catastrófico: soy incapaz de extraer lo mejor de mí y vivo, diría que casi muero, ahogado en lo más miserable de mi repertorio. 

Pero soy consciente de ello.

martes, 13 de diciembre de 2011

¡Boum!

Llevo demasiado tiempo enfrascado en el asunto de la estafa. Ha decaído el entusiasmo con el que lo tomé en mis manos. La razón es que a pesar de presumir de compasivo, descubro con disgusto que el placer que me proporcionaba el expediente surgía de un pueril afán de venganza. 

La impugnación se presentará mañana. Nuestro colega se ha revuelto amenazante cuando ha tenido noticia de lo que estamos tramando. El pobre diablo ha intentado su último salto mortal pero ya no hay forma de apagar la mecha de la bomba que lleva atada a las manos. 

Ya no hay entusiasmo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cuando puntualizar es confirmar

Puedo comprender el malestar de Rubalcaba por los inmisericordes reproches de José María Ridado en su reciente artículo.

Pero entre las muchas cosas que revela el hecho de tomarse la molestia de remitir una carta al diario en respuesta a un artículo de opinión me quedo con una: Ridao dio en el clavo y el aparato del partido socialista no es consciente de la verdadera tarea que tiene por delante ni de la importancia de lograrlo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Habemus Ducem

La responsabilidad abruma. Son más los listos y/o cobardes que la rehuyen que los ambiciosos y/o valientes que la buscan. Y hay momentos en que la responsabilidad que aguarda es tal que se precisa ciego entusiasmo, casi delirio, para afrontarla.

Durante la campaña electoral me compadecía de los dos únicos candidatos con opciones de presidir el Gobierno, por muy desiguales que fueran sus probabilidades. Me admiraba ver a aquellos dos alegres voluntarios camino de las entrañas de Fukushima. Me asombraba aún más la determinación del que se sabía ganador, su decidido paso al núcleo del incendio a pesar de ir solo equipado con incertidumbres. Desde las elecciones apenas habla y me hago cargo.

En la última película de Nanni Moretti, la irregular “Habemus Papam”, el cardenal elegido en el cónclave no puede aceptar la pesada carga de su inesperada designación y le sobreviene un ataque de pánico. Me gustaría poder creer que a Mariano Rajoy le pasa algo parecido y que las imágenes en las que aparece preparando su inminente toma de posesión son solo un intento de ocultar su miedo paralizante y su renuncia, un artificio como el de la estancia de un guardia suizo en los aposentos del Papa ausente para fingir su presencia y mantener el ánimo y la esperanza de los cardenales, sus electores.



La realidad, sin embargo, es que Rajoy tomará posesión de su cargo el 21 de diciembre mientras varios socialistas sopesarán su propia candidatura a la secretaría general de un partido que requiere una reconstrucción. La realidad es que en este tipo de retos políticos casi nada cambia y no habrá sorpresas ni ataques de pánico. Pero nadie sensato querría estar en su pellejo: ni en el de uno ni en el de los otros.

martes, 29 de noviembre de 2011

Truhanes

Un infame colega estaba estafando a sus clientes. Ahora son nuestros. Debo hacerme cargo del asunto. Tenía curiosidad y ganas de lanzarme sobre el expediente. Ya es mío. Soy un cuáquero justiciero, ya se sabe, así que debiera sentirme satisfecho, pero es empezar a analizar las tropelías, las falsedades, el elaborado engaño, la burda vanidad expresada en imposibles membretes, la codicia desenfrenada y empiezo a sentir una desesperante incomodidad. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede seguir adelante el farsante? ¿Cuándo pensaba detenerse?

Desde este momento es un mísero incauto. Está acabado y aún no lo sabe. 

Lo sabrá en cosa de diez días hábiles.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Empezamos bien

El día de las elecciones falleció Javier Pradera. Justo después de una campaña fantasma

Diría que esta inquietante legislatura ha empezado de cojones.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cuaderno de campaña VII

No soy exactamente un cuáquero no teísta pero a veces me lo parece. Por eso no sé mentir sin que se me note. Desde hace tiempo observo que también le pasa a Mariano Rajoy. Puede parecer que ese rasgo incapacita a uno para ser abogado, o político, pero puedo asegurar que no. Si las cosas se ponen feas siempre queda el recurso al autoengaño para salir del paso. El procedimiento es sencillo: uno toma una pequeña parte de la realidad, profundiza en ella hasta llegar a un punto firme del hoyo y se concentra en abstraerse de todo lo demás durante el tiempo necesario. A pesar de los escrúpulos, con suficiente práctica uno termina siendo capaz de creerse cualquier cosa o de parecer que cree en ella. 

Algo así me sucede en estas elecciones. Creo que el domingo voy a mentir con mi voto y estoy seguro de que se notará. Por eso llevo varios días con una severa dieta de autoengaño. Concentro de tal modo mi atención en las palabras de los que me disgustan y hago de tal manera oídos sordos a los mensajes y actitudes de los más afines que casi estoy convencido de que votaré lo correcto, aunque tendré serias dudas si soy sincero conmigo mismo. 

La de vueltas que se puede llegar a dar a un irrelevante voto y todo únicamente por tratarse del propio.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Cuaderno de campaña VI


El debate fue un fiel reflejo de la inutilidad de la campaña. El resultado está definitivamente decidido a favor de una vaga esperanza y no hay nada más que decir. 



Y ahora vayamos a lo que importa: el dichoso juicio del viernes plagado de peritos, esos expertos de aire pendenciero que siempre están a salvo de la responsabilidad de sus errores. ¿Dónde los he visto antes?

domingo, 6 de noviembre de 2011

Cuaderno de campaña V

No me puedo creer que la campaña electoral apenas haya comenzado y me desespera pensar que le restan dos semanas. Y yo con estos pelos y sin saber qué haré el 20-N. En mi desconcierto he acudido a un oráculo, solo para descubrir que el partido que al parecer más se me acerca es uno al que me niego a votar.

Las encuestas dicen que todo está decidido y parece evidente que así es. Y mi inestable voto, esa insignificancia, está por decidir y solo puede acabar en una opción perdedora de la que, al menos como asegura el oráculo, estoy demasiado lejos. Tengo que hacérmelo mirar.


 

Soy un indeciso y aunque mi nombre es Legión no tiene ninguna importancia esta vez: la indecisión terminará disolviéndose en la potente corriente de fondo.

sábado, 29 de octubre de 2011

Duelo

Han pasado casi tres años desde que él murió. Me doy cuenta algo tarde de que no son muchos. He reunido a la viuda y a sus hijos en el despacho para comentarles la estrategia del juicio y preparar su interrogatorio. Enfrascado en los detalles jurídicos he olvidado que tendré que referirme constantemente al fallecido, a lo que hizo o contó en sus dos últimos años de vida. Descubro de pronto que me resulta difícil encontrar el modo de referirme a él, cómo llamarle. Tenía que haberlo pensado antes. Casi desde el principio de la reunión observo la emoción del hijo más pequeño y el paulatino desmoronamiento de la viuda. Comprendo que debo dirigirme al más duro: el hijo mayor, el que vivía y trabajaba con el padre. Presumo que es el que más se parece al difunto y noto su velada irritación por la debilidad de los otros.

Termina la reunión y nos despedimos afectuosamente. Mientras recojo el expediente y salgo de la sala donde hemos estado no puedo evitar la pesada sensación de abandonar un inesperado velatorio.

viernes, 28 de octubre de 2011

Cuaderno de campaña IV

Cualquier grave crisis económica es una crisis política. En esas circunstancias el deterioro de los índices de confianza en las instituciones públicas es una lógica evidencia y, al menos en cuanto a algunas de ellas, está plenamente justificado. Lo llamativo es el significativo avance en la confianza que despiertan los medios de comunicación en estos difíciles tiempos de incertidumbre. 


Ando dudando: me sonrío o me sonrojo. Soy lo bastante adicto a los medios de comunicación para haber comprobado cómo, desde que guardo memoria y en términos generales, incurren sistemáticamente y sin rubor en los mismos graves defectos que no se cansan de denunciar en un tono cada vez más indignado. Creo que no me equivoco al apreciar un panorama periodístico tan mediocre y cantinero como el político, que deja como resultado una maltrecha, cuando no simplemente delirante, opinión pública. 

Las crisis refuerzan y agudizan un principio invariable: es tan fácil señalar los errores, siempre tan abundantes, como difícil es encontrar las sendas correctas, siempre tan pocas y tan ocultas. Y buena parte de los medios de comunicación no, no son un buen camino hacia ninguna parte que merezca la pena. 

domingo, 23 de octubre de 2011

Cuaderno de campaña III

El terror vasco declina. Su infierno.



Son varias las claves y sucesos históricos que explican el comunicado de ETA del pasado 20 de octubre. El momento en que lo mejor y más valiente de la sociedad levantó la voz y llamó al terror por su nombre, públicamente y en los propios lugares que habita. El momento en que las autoridades francesas emprendieron la persecución al otro lado del frontera. El momento en que empezó a perseguirse penalmente, más allá de los comandos, la compleja estructura económica y societaria de quienes apoyaban la violencia. El momento en que el brazo político de la organización fue formalmente deslegitimado y expulsado del juego institucional, haciéndole ver que solo el firme rechazo de la violencia podría permitirle el retorno. El enjuiciamiento de los portavoces políticos y, en suma, el conflicto de intereses entre éstos y los pistoleros. Las detenciones de los miembros activos de la banda y el sucesivo descabezamiento de la organización, realizado cada vez más rápidamente. El sentimiento de derrota e inutilidad gestado en las prisiones.

La prudencia nos recuerda que la palabra del fanático no merece confianza, pero dado el contexto es improbable una vuelta atrás. Y aunque no puede desaparecer la responsabilidad por el terrible dolor injustamente infligido ni cabe esperar sin más el fin de la sinrazón que sigue dominando a los que hasta hace poco respaldaron el terror, no es sensato despreciar la importancia histórica de la última escena. El fanático no cambia de un día para otro, puede que incluso nunca, pero en cualquier momento puede poner punto y final a su estrategia violenta. 

Quedan retos difíciles, como los que siempre existen después de una sufrida victoria. El nacionalismo, origen y alimento del terror, sigue intacto, lo sé, pero no puedo evitar alegrarme, aunque sea amargamente, mientras brindo comedidamente por el adiós a los mafiosos en la imaginaria compañía de quienes no pueden ya hacerlo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Cuaderno de campaña II

Sigo sosteniendo que el nacionalismo es un rumbo político equivocado. Hablo de rumbo porque nada permanece en el mismo sitio y no creo que haya métodos fiables para identificar lugares donde convenga quedarse quietos, de manera que probablemente debamos conformarnos con juzgar pasos o trayectorias, tratando de elegir los mejores. Insisto, el nacionalismo es uno de los peores, un viaje organizado en dirección contraria a la que sugieren la razón y la compasión.

El nacionalismo es una enfermedad política que engendra partidos enfermos y al mismo tiempo enferma a cualquiera que entra en contacto con él. Hay varias cepas que inciden sobre diferentes poblaciones de riesgo, tanto a derecha como a izquierda del arco. Nadie está a salvo. Lamento especialmente comprobar una vez más que cierta parte de la socialdemocracia está gravemente infectada por la variante periférica del nacionalismo, la misma que parece ser ya endémica en Cataluña. 

Urge una campaña de vacunación. 

domingo, 16 de octubre de 2011

The Tree of Life

En ocasiones el cine (o la televisión que puede llamarse tal) me emociona con una intensidad que no logra ninguna otra experiencia común. Es lo que tiene ser un sentimental. La música es un ingrediente indispensable y primordial en cualquiera de esas sacudidas emocionales, como la que viví con la última película de Terrence Malick, otro tipo sentimental, sin duda. En ella, entre la banda sonora original de Alexander Desplat y un amplio conjunto de piezas clásicas, sobresale una obra de François Couperin, Les barricades mystérieuses, música barroca de brillo universal que permite concentrar el poético argumento de la película...

 

... y saborear al mismo tiempo el recuerdo de un buen día de cine.



Si disfrutar o no de una película es siempre un asunto estrictamente personal y misterioso, en este caso lo es aún más si cabe.




Nuevamente son las inclinaciones, el natural sentido que atribuimos a la vida y el modo en que finalmente nos reconciliamos con ella. Es el camino que va mostrando nuestra consciencia cuando nos detenemos a emplearla.

 

Sé que hay varias respuestas pero estoy de acuerdo con la suya, Mr. Malick.

jueves, 13 de octubre de 2011

Titulando

Presto atención a los apuntes sobre periodismo que publica Arcadi Espada en su página ”El Mundo por dentro y por fuera”. Comprendo su preocupación por el futuro de la profesión y estoy de acuerdo en la importancia que atribuye al periodismo en la necesaria ordenación del complejo e inabarcable mundo que nos rodea.

En su entrada del pasado 11 de octubre de 2011 (”Las noticias impresas quedan impresas”) vuelve a plantear esa cuestión que permanentemente sobrevuela su blog, es decir, “si la sociedad democrática puede prescindir de la autoridad (gestionada por los periodistas, pero en la que participan muchos otros agentes) que señala cuáles son los asuntos y qué importancia tiene cada uno y entre sí”. Yo también creo que la respuesta es no, aunque como en cualquier institución que asumimos necesaria pero imperfecta, a mi juicio el esfuerzo debe concentrarse en cómo mejorarla, interés que es evidente y constante en los análisis de Arcadi Espada.

El periodista añadía una nueva e interesante sugerencia en esa misma entrada: “quizá hayamos liquidado con demasiado desdén y premura al lector de periódicos que sólo lee titulares. Los titulares no son importantes sólo por lo que lo llevan dentro, sino por las relaciones de jerarquía que mantienen con los otros titulares. Es decir, de la lectura rápida de los titulares de los periódicos quizá se obtenga un contenido informativo superficial, pero también una relación sofisticada de la importancia de los asuntos. En los periódicos los titulares son algo así como «una lista inteligente» Trasladados a twitter o facebook, es decir, allí donde el orden se debilita o desaparece, dejan de ser inteligentes para quedarse sólo en titulares”.

Al día siguiente me fijé en la portada de la edición impresa de “EL MUNDO” para aplicar el razonamiento. Trato de encontrar la valoración de la importancia (relativa) de los asuntos que subyace a los titulares y los voy contando. Primero, segundo y tercero. La lista inteligente. El tercero: “Asesores de Rubalcaba le piden que se ponga fundas en los dientes”. 


Un día antes el periodista bromeaba diciendo que “distingo a cuatro leguas la cabeza del que lee periódicos y la de su inverso”. Creo que las diferencias más observables las marca el tipo de periódico que se lee y, por encima de todo, el modo de leerlo. No bromeo. Leer según qué periódicos de según qué manera puede ser tan pernicioso, si no más, que no leer ninguno.

martes, 11 de octubre de 2011

Cuaderno de campaña I

Un derrotado no puede permitirse el lujo de parecer malencarado. El P.S.O.E. haría bien en ocultar a Elena Valenciano, al menos durante la difícil travesía que se avecina.

Solo me interesa la verdad y la justicia, pero si el asunto de la gasolinera llegara a tener la menor sustancia el P.S.O.E. haría bien en aprovechar la ocasión para librarse de José Blanco, un buen ejemplo del político profesional que no nos conviene.

En estas fechas ya casi electorales siempre acabo poniéndome nostálgico




¿Quién no los echa de menos?

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La vida contada

Leo el último artículo de Enrique Lynch, "La vida en serie" y me siento aludido. Quizá sea la peor sensación posible para analizar objetivamente nada: provoca respingos. 

No comprendo la extraordinaria singularidad que Lynch quiere atribuir a las series de televisión a las que se refiere, que a mi entender no son más que otro ejemplo, tecnológicamente actualizado, de la viejísima tradición o necesidad humana de contar y escuchar cuentos. Cambiando un par de palabras (productor o guionista por editor o escritor) Enrique Lynch podría estar hablando en su artículo de literatura, no digamos de cine. Se empeña en buscar parecidos con radiadas aventuras de Tarzán (podría haberlo hecho con "La Saga de los Porretas", que me cae más cerca), cuando en realidad lo que atribuye a las series bien podría decirse de la lectura de “Guerra y Paz”, por ejemplo.

No parece el texto de un escritor y profesor de filosofía sino el de alguien que ve series de televisión con mala conciencia. 

Y esta entrada no parece, sino es, un respingo de un tipo ocioso, aburrido y solitario.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Impasiblemente asustado

No lo aparento. Nadie puede verlo, solo yo sentirlo desde hace un tiempo. Con cierta angustia lo recordé al ver una escena de "The Sinking of Laconia", una miniserie sobre un incidente histórico.


Allá vamos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Perdido

Una de las múltiples ventajas del gigantesco flujo de información de Internet radica en su capacidad para disipar algunos errores, impresiones equivocadas que de otro modo se mantendrían indefinidamente. Ahora mismo me pregunto cuántos de unos y otras llevo a cuestas. Sé que Internet también genera errores, pero no hay duda de que el balance global es extraordinariamente positivo.

Me refiero a los errores ingenuos e inofensivos cuyo descubrimiento a lo sumo nos provoca una sonrisa. En mi caso el anterrequetepenúltimo de esa especie fue la impresión que tuve al oír por vez primera Every Teardrop is a Waterfall de Coldplay. Pensé que el arranque reproducía aquel Ritmo de la noche que diría que bailé si pudiera recordarlo, y me sorprendió lo que parecía un descarado plagio que se añadiría a aquel otro asunto. La red me aclara que todo tiene su explicación. Una que además me permite conocer la singular historia de Peter Allen, lo que me lleva al musical The Boy from Oz, donde con cierta sorpresa tropiezo con Hugh Jackman, que me recordará a la saga de X-Men, concretamente a su First Class, aquella película que le gustó tanto al pequeño como a mí, protagonizada por un Michael Fassbender que habrá de llevarme en su momento a las recientes Shame y A Dangerous Method. Y así.


Y yo con estos pelos enfrentado a un recurso que no sé por dónde empezar. Qué peligro tiene la red. Cómo me pierde.

martes, 30 de agosto de 2011

Mal sueño

Me cuesta conciliar el sueño y me despierto demasiadas veces durante la noche. No sé si atribuirlo a la inminencia de septiembre o a lo que ando leyendo: un libro de viajes por el infierno confeccionado a partir de diarios de un puñado de viajeros. Algunos son o serán escritores. Todos, por un tiempo, serán blogueros de la época.



Frente a Paolo Monelli, cazador de montaña del ejército italiano, se encuentra el cadáver de un oficial del cuerpo sanitario austríaco que se pudre a escasa distancia de su trinchera. Un compañero de Monelli se ha hecho con la cartera del enemigo muerto y han podido ver las fotografías personales que contenía. Monelli se dirige al cadáver:

¿De qué te sirve a ti el haber contemplado el mundo con tanta avidez, el haber sostenido el cuerpo joven de ella en tus brazos, el haber partido a la guerra como si fuera una vocación? ¿Tal vez hasta a ti te embriagó la elevada misión y tu posición en la vanguardia y la idea de que tal vez tu destino fuera el sacrificio? Muerto, ¿por quién? Los vivos que tanta prisa tienen, los vivos que se han acostumbrado a la guerra como quien se acostumbra a un ritmo de vida ajetreado, los vivos que no creen que ellos vayan a tener que morir, esos ya no se acuerdan de ti. Es como si tu muerte no solo hubiese dado por terminado tu vida, sino que también la hubiese anulado. Por un tiempo, muy poco, aún permanecerás en la lista del furriel como el patético objeto de un discurso necrológico, pero tú, el hombre, ya no existes, y es como si nunca hubieses existido. Lo que está allí abajo no es más que carbono y sulfito de hidrógeno, tapado por los harapos de un uniforme; a eso es a lo que llamamos muertos.

Michel Corday escucha conversaciones callejeras en París.

Por las calles se oyen los pequeños proyectos que planifica la gente. A menudo dicen “cuando acabe la guerra, yo...” en el mismo tono tranquilo en el que dicen “después de ducharme, yo...” Clasifican este devastador acontecimiento mundial bajo la misma categoría que las catástrofes naturales. Sin sospechar por un momento que ellos mismos podrían ponerle fin, que la parasitaria pervivencia de la guerra se fundamenta en su consentimiento.

Extractos de dos de los 227 fragmentos en que se divide un libro que puede afectar al sueño.

miércoles, 20 de julio de 2011

Escopeta de feria


(Autor: Tonymadrid Photography. Excelente, por cierto).


Tiré mucho a los palillos aunque no recuerdo que acertara. Pero recuerdo. Abro la carabina, sujeto el cañón, meto el balín, apunto y fallo. O la cosa es difícil y tengo mal pulso o va a ser verdad que el feriante es un hábil armero.

Tengo la impresión de que la opinión pública es una feria de incautos disparando con escopetas de feria. El resultado es un peligroso baile de balines en el que demasiados apuntan a donde no deberían. Me incluyo.

Esto tiene que ver con las fijaciones que tanto me llaman la atención últimamente. Tras una infancia tirando dinero en la caseta veo claro que de adulto hago algo parecido: al fin y al cabo nuestras fijaciones son escopetas de cañones trucados.

Por una vez decido, confío en que sabiamente, no gastar dinero en el engañabobos. Al menos hoy.

domingo, 10 de julio de 2011

Afinidades

Cada vez me rindo más a las inclinaciones. Las mías o las de cualquiera. Son las que rigen nuestras vidas de un modo que casi me molesta por lo que tiene de incorregible.

Son nuestras poderosas inclinaciones las que determinan a quién prestamos atención, a quién perdonamos sus errores, en quién confiamos y a quién nada de nada de todo lo anterior, seguro que injustamente. Podemos intentar razonarlo y casi podremos hacerlo, pero finalmente será una cuestión de afinidad, un vínculo psicológico intuitivo e inevitable que guiará nuestra actitud frente a los otros en cualquier ámbito de nuestras vidas.

Reconozco que esgrimir el instinto puede ser solo pereza, un modo de eludir tener que razonar lo que me resulta demasiado complejo para dejar de ser misterioso, y tal vez sea así, pero es lo que mejor explica, entre otras muchas cosas, por qué unos personajes de cualquier historia me gustan y otros no, y por qué suelen ser siempre los mismos. Viendo “Game of Thrones” he vuelto a comprobar que no me agradan especialmente los héroes ni los villanos, que reservo mi afinidad y simpatía para los simples supervivientes que no se toman demasiado en serio a sí mismos ni a su papel en el mundo, salvo cuando las circunstancias lo requieren verdaderamente.

De todas las casas y cortes



me quedaría con Tyrion, hijo de Tywin



y con su impagable acompañante que ni siquiera aparece en el cuadro de honor: Bronn, hijo de..., como él dice, uno a quien seguro que no conoceríamos.



Visto el trágico curso de la trama, diría que son ellos los únicos que sabrían disfrutar apropiadamente de un día soleado.

martes, 28 de junio de 2011

El curioso caso de Lenny Button

A un palmo de pasar el ecuador de los cuarenta me detengo a observar las señales que marcan el próximo final de la infancia de los pequeños. Hubo un tiempo en que a J. le angustiaba el paso. Ya no y es seguramente otra prueba de que lo ha dado.

Por momentos he creído que la señal más evidente del cambio era la dolorosa comprobación de que ya no puedo vencer a J. en la consola. Hace nada fui yo quien le enseñaba los secretos del joystick y ya solo sirvo para echarle una mano cuando hay que pulsar rápidamente un botón durante demasiado tiempo. Muy bien, papá, gracias, ya sigo yo.



Sé que es solo una anécdota. Ese detalle no dice nada importante sobre cómo crecen y me adelantan, porque lo verdaderamente asombroso es presenciar el modo en que mis dos hijos actúan con una madurez que nunca he tenido ni tendré, descubrir que parecen ser mis progenitores mientras siento la irresistible necesidad de imitarlos o de añorar haber sido alguna vez como ellos. No es solo que ellos crezcan, es que a la vez menguo.

Afortunadamente no saben lo que pienso. Fingiré que puedo seguir siendo su padre.



viernes, 24 de junio de 2011

La paloma de la paz

En breve zarpará la segunda "flotilla de la paz" con rumbo a Gaza. La tensión será inevitable y el desenlace, incierto. Lo único previsible y seguro será la polarización habitual: los navegantes serán héroes o cómplices del terrorismo mientras la resistencia del gobierno israelí será bárbara o estríctamente legítima. Queda terminantemente prohibido cualquier punto intermedio: sería una cobarde concesión y no es tiempo de cobardes. Otra cosa es si es tiempo de idiotas, que para eso sí, siempre hay tiempo.

Finalmente es una cuestión de método.







("Brüno", 2009, de Larry Charles, protagonizada y coescrita por Sacha Baron Cohen).

No tomarse demasiado en serio nada ni nadie. No. Nunca. Jamás.

lunes, 20 de junio de 2011

Ay, The Killing

Sabía que la detective estaba a punto de resolver el misterio. Eso al menos me decía. Y resulta que no, que hay que seguir desmadejando tras una vuelta de tuerca que parece cargarse la historia.




Qué poco sabe uno. Como en la vida misma.

jueves, 9 de junio de 2011

Religulous

Ir a Disneyland Paris fue un error. Me equivoqué de parque temático.





("Religulous", 2008, un documental dirigido por Larry Charles y protagonizado por Bill Maher).

O cómo la risa desenmascara la impostura.






No hay necesidad de irse tan lejos. Esto también es relíjulo y sin complejos, como todo lo relíjulo.



Gensanta, la que nos espera.

miércoles, 1 de junio de 2011

The Killing

Sarah Linden. Un alma en pena.


La detective está a punto de descubrir el misterio, lo sé. ¿Pero cómo me hago con la paciencia necesaria para sobrellevar la espera del desenlace?

Veo ahora que estoy mal acostumbrado.

("The Killing", serie norteamericana de televisión basada en otra danesa, que mira que da vueltas la vida. Apasionante relato de las confusas, múltiples y engañosas líneas de investigación de un dramático asesinato. 10/10).

sábado, 28 de mayo de 2011

El padre de la niña. (A la fuga).

Huyo del lugar como alma que lleva el diablo. Me he encargado del traslado a la iglesia, de posar y no gemir. Reclamo por ello mi derecho a huir. Puede parecer lo contrario pero me convenzo de que mi papel no ha sido solo digno, sino estelar. O puede que no. Las malditas dudas. Yo diría que he sido estoico, casi heroico. O patético.





No, no pienso asistir a ninguna primera comunión. Como cualquier tradición religiosa, no es más que una -otra más- forma deshonesta de afrontar nuestro minúsculo papel en el mundo. Mi gesto es otra expresión de mi profundo puritanismo para según qué cosas. Soy divertido, tirando a chusco, cuando me pongo dramático.

No puedo seguir. Debo reunirme con la familia. Dentro de poco saldrán y no quiero perderme el gesto de la pequeña ni -ay, que Satán perdone mi cursi debilidad- su radiante disfraz de princesa.

lunes, 23 de mayo de 2011

Post-electum

Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Amargo como el vino del exiliado,
como el domingo del jubilado,
o bueno, sin ir más lejos,
un suponer,
como un socialdemócrata

o algo así,
pero sin candidato.



Así estoy yo, así estoy yo,
bueno, va, bien, sin exagerar,
sin ti.

jueves, 19 de mayo de 2011

Optimismo

Supongamos que las cosas son como parecen y no como desearía que pudieran ser desmentidas. Supongamos que la denuncia es cierta y que el Director Gerente del F.M.I. agredió sexualmente a una mujer en un hotel de Nueva York.

Supongamos. Supongamos a lo chino.



En tal caso, aunque el terrible suceso no lo sería, sin embargo su descubrimiento sí habría sido una buena noticia. Un loco furioso no puede estar al frente de ninguna responsabilidad pública de la entidad que ostentaba Dominique Straus-Khan ni de la que pretendía alcanzar.



No deja de ser un alivio que hayamos podido saberlo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

The game



A. inventó el juego y tenía derecho a bautizarlo. "Comandos" lo llamó y desde luego no recuerdo las reglas, aunque estoy seguro de que él sí. Podría preguntárselo y no solo me lo confirmaría, sino que enumeraría las normas y me contaría con todo detalle alguna de las batallitas que debieron de suceder si él lo dice, como aquella vez en que volví a perder la posición, la vida o la compostura, que es seguro si él lo recuerda. Unos protegían algo y otros tenían que asaltarlo, y dedicamos muchas tardes a la tarea de dispararnos en aquella plazuela junto al colegio, la misma que durante muchos años no supe si era prazuela. Seguramente estaba convencido de que ése era su nombre porque han sido muchas las cosas que solo supe después de demasiado tiempo.

Me siguen gustando los juegos de guerra y todavía apunto de pena. Sorprendo por ello a los que conocen mi aversión a la violencia y solo puedo poner cara de niño cogido en falta, incapaz de explicarme, suplicando conmiseración. Los motivos para avergonzarme son tantos que empiezo a llevarlos con cierta dignidad. Ése también.

La operación militar que ha acabado con la vida de Bin Laden y las reacciones que ha provocado revelan que son mayoría, o eso me parece, los que gustan de jugar a los soldaditos no importa qué edad tengan o a qué se dediquen. Difícilmente puedo reprocharles nada. Son como yo, aunque parece que es la vergüenza lo que nos diferencia.

Está bien: juguemos como niños pero solo si no es más que un juego.



Porque si es algo más opino que deberemos ser adultos. Yo al menos.

martes, 26 de abril de 2011

El diluvio de imparcialidad (meridiana) que viene



Gensanta.

Es probable que a Ana Pastor le queden dos telediarios y a Dolores de Cospedal todo un futuro por delante.

Gensanta.

domingo, 17 de abril de 2011

Marchlands

No es que haya historias que lleguen a ponerme la piel de gallina en ciertos momentos, es que hay algunas que veo, de principio a fin, con esa piel puesta.



I believe in ghost stories, ciertamente.

jueves, 7 de abril de 2011

Teatro

Al comienzo de un blog ya casi abandonado, y lamento que así sea, Enric González citaba a Amos Oz y a la alternativa shakespeariana o chejoviana para la solución del conflicto entre israelíes y palestinos. El dramático dilema es aplicable a cualquier otro conflicto análogo.

El otro día, un personaje muy chejoviano, Juliano Mer-Khamis, murió asesinado por otros muy shakesperianos. Casi podría decirse que el crimen se representó en el escenario de un teatro.





Los personajes comprometidos con el duro esfuerzo de extraer, incluso en las más adversas condiciones, lo mejor de los humanos son los que forman la corriente más limpia de la Historia.



Afortunadamente sabemos que es una corriente que, pese a todo, nunca se detiene.

viernes, 1 de abril de 2011

Black is black

No sé si me estoy haciendo viejo o es que la angustia siempre me sentó rematadamente mal y ahora solo un poco peor. "Black Swan" ("Cisne negro") es una de esas películas que me incomodan: aprecio el valor de la historia tanto como soy incapaz de disfrutarla.



El mal cuerpo necesita un reconstituyente. Debo ponerme manos a la obra.





Aunque solo sea para descubrir que tras la bella y roja Dora hay una violinista de negro con aspecto de querer lanzarle el arco a la pianista. A la cabeza. "Black Violinist".

Qué se le va a hacer. Las películas que me incomodan, como las que me encandilan, me persiguen durante unos días. Ay Señor, que pasen pronto.

jueves, 24 de marzo de 2011

Historia (esa cosa que repite)




En un lugar de la trepidante y completa estampa histórica que ofrece Tony Judt en su "Postguerra. Una historia de Europa desde 1945", se dibuja la emergente silueta de la Rumanía comunista de Dej y, posteriormente, Ceauşescu. El relativo distanciamiento de Moscú por unos dirigentes de Bucarest que enarbolaban la bandera del nacionalismo, les proporciónó una gran cantidad de admiradores occidentales. The Economist, en agosto de 1966, denominó a Ceauşescu "El De Gaulle de Europa del Este". Precisamente De Gaulle, en una visita a Bucarest realizada en mayo de 1968 había comentado que aunque el comunismo de Ceauşescu no era apropiado para Occidente, probablemente se adecuaba bien a Rumanía. "Chez vous un tel régime est utile, car il fait marcher les gens et fait avancer les choses" (Para ustedes un régimen así resulta útil, hace que la gente se mueva y progresen las cosas). Sin duda De Gaulle estaba en lo cierto en cuanto a que el comunismo rumano no habría sido apropiado para Occidente. El comunismo rumano era especialmente despiadado y represor: al distanciarse de la Unión Soviética a partir de 1958, Dej y Ceauşescu también se liberaron de cualquier necesidad de emular la desestanilización y las reformas asociadas a la era Jruschov. (...) Pero lejos de condenar a los dictadores rumanos, los gobiernos occidentales los alentaron todo lo posible. Una vez que Rumanía incumplió el veto soviético y reconoció formalmente a Alemania Occidental en enero de 1967, las relaciones se hicieron más cordiales aún: con su visita a Bucarest en agosto de 1969, Richard Nixon se convertiría en el primer presidente de Estados Unidos en visitar un Estado comunista. (...) Impresionado por Nicoalae Ceauşescu durante una visita realizada a Rumanía en 1978, el senador George McGovern le elogió como "uno de los mayores defensores del control de armas"; y aun en septiembre de 1983, cuando ya se conocia la terrible verdad sobre el régimen de Ceauşescu, el vicepresidente George Bush le describió memorablemente como "uno de los buenos comunistas de Europa".

La perspectiva que ofrece la Historia, el conocimiento de un episodio desde su principio hasta su final es una herramienta clave para el aprendizaje humano. Si se desdeña no aprendemos. La historia de la Rumanía de Ceauşescu vista por los ojos de relevantes liberales conservadores, como la de la China de Mao vista por los de significativos miembros de la izquierda, habla de desvergüenza, deshonestidad, ignorancia y, finalmente, ridículo. Espantoso.



Creo que me viene.




Por un momento es solo un resoplido. Quizá acabe siendo algo más.




Perdón. Está claro: algo me está repitiendo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

De películas

La cliente es una anciana menuda. Me habla con orgullo de su tío, aquel conde que vendió las tierras a su padre y se fue a vivir a Madrid, a ver películas porque siempre fue bastante raro. Aunque listísimo. Estudió en no recuerdo qué colegio me dijo, uno religioso de Madrid. Me dice que decían que no había habido otro alumno como él, salvo Azaña. Pero no hizo otra cosa que ver películas.

Sonrío al pensar en el personaje. Nunca fui tan aplicado pero cómo le comprendo. Y me meto en el decisivo recurso. Veo claro el argumento pero no la forma de exponerlo con la necesaria claridad. Lo estoy enredando, lo sé, así que tendré que redactar párrafos sueltos como pinceladas, que ya luego los ensamblaré o los borraré, a saber. Mientras, escucho la música de la que ya no puedo prescindir cuando elaboro escritos. Es música de películas.





¡Miguel, que no oyes! ¡Te llama JJ!

Es verdad, no oigo. Solo películas. Como el señor conde, aproximadamente.

jueves, 10 de marzo de 2011

Dios los cría

Ahora que se calcula casi todo, que hay estudios económicos capaces de traducir en euros el coste de cualquier desaguisado, me sorprende que no se haya valorado, en euros, porcentaje del PIB o magnitud de análoga importancia, la contribución de nuestra administración de justicia a la crisis económica. El preciado instrumento para el ejercicio de nuestros derechos es una completa ruina para quien necesita reclamarlos. Los asuntos se demoran, cualquier paso en la ejecución dineraria se eterniza y el deudor no hipotecario está a salvo mientras los créditos se entierran entre los escombros de incompetencia de cualquier palacio de justicia.

Enmarañado en mis tristes experiencias leo con asombro en EL MUNDO de ayer que, nada más recibir la respuesta del Ministerio de Interior sobre la identidad de los agentes de desactivación de explosivos que se encargaron personalmente de trasladar a las dependencias de la Unidad Central las piezas de convicción, recogidas el 11 de marzo de 2004 en los diferentes lugares de los atentados, "la juez Coro Cillán acordó citar a los 48 policías entre el viernes y el lunes: 24 cada día, a razón de 20 minutos por funcionario, entre las 9.00 horas y las 19.20 horas".

Es un absurdo derroche de recursos, pero no puedo evitar envidiar ese entusiasmo jurisdiccional. Lo querría para mis cosas. Me alegro de todas formas de que después de sus problemas disciplinarios, solventados oportunamente por el Tribunal Supremo, la Magistrada haya recuperado una forma que parecía perdida.

Hay que admitir que mientras la justicia fracasa en sus funciones más esenciales, a veces surgen casos extravagantes que milagrosamente encuentran jueces a su medida. El resultado no es milagroso, sino simplemente extravagante. Pseudojusticia y pseudoperiodismo, menuda pareja.





(P.S.: me divierte comprobar que las mismas palabras pueden aplicarlas otros al juez Baltasar Garzón y a los medios que han respaldado sus iniciativas más polémicas. No es sorprendente ni inconveniente. Al fin y al cabo solo se trata de nuestra visión del mundo y de la óptica imperfecta que emplea, también cuando definimos nuestro particular y discutible concepto de la extravagancia).

lunes, 7 de marzo de 2011

Tumores

A. me tiene al tanto de sus problemas personales en Francia. No paran de crecer. Si por un instante me pongo en su lugar me sobrevienen escalofríos. Solo puedo ofrecerle palabras de apoyo, nada más que palabras. Él se desahoga despotricando contra los franceses, contra su incompetencia y su xenofobia. Maldiciendo y generalizando groseramente, que es lo que hacemos cuando maldecimos. Me recuerda que incluso él, europeo, es un inmigrante al que algunos miran de soslayo. Me cuenta las náuseas que le provocan los buenos resultados obtenidos por Marine Le Pen en una reciente encuesta, la misma líder que hace unos días proponía, como medida frente a los flujos migratorios desde el norte de África, detener por la fuerza los barcos en aguas internacionales.




Hay que tener cuidado con el tamaño del tumor, pero no solo en Francia. Desde hace tiempo hay metástasis por toda Europa.

domingo, 6 de marzo de 2011

Hereafter

El cine es un potente artefacto de control sicológico. Bien empleado, puede ser un útil instrumento educativo. Lo habitual es que sea un juego emocionante como una atracción de feria, tan capaz como ella de manejar nuestros latidos. Cómo me repito.

Creo además que es en el cine donde la música explora toda su capacidad emocional. Asociada a las imágenes de una historia, trama y sonido se refuerzan mutuamente.

"Hereafter" ("Más allá de la vida"), de Clint Eastwood, es una emotiva película de cine fantástico. Sin más pretensiones, me ha parecido, que hacer sorber mocos -y puedo decir que oí unos cuantos. Agradezco en cualquier caso que durante dos horas una historia me zarandee como un guiñapo.



Aunque reprocho a Clint Eastwood, también autor de la banda sonora original de esta película, que no se haya tomado la molestia de indicar suficientemente (o eso me ha parecido) que precisamente la parte más hermosa de la música de la película, la que enmarca los instantes más acongojantes, no es original, sino un arreglo del 2º concierto para piano de Rachmaninov.



Bueno, bah, se lo perdono.

viernes, 4 de marzo de 2011

Preparando el recurso. (Temores de un hombre de lejanas miras).


Consulto la agenda y advierto que se acerca el día de la vista de ese asunto complejo y difícil. Debo repasarlo con antelación. Demasiadas veces he preparado el juicio el último día, confiando en que el tiempo que dediqué a la demanda o a la contestación, o las vueltas que antes di a la proposición de la prueba y a los rutinarios extremos de la audiencia previa serían suficientes para hacer un rápido guión de los interrogatorios y las conclusiones del juicio. Luego resulta que no, que el asunto necesita más recorrido en mi cabeza, más tiempo para encontrar el razonamiento más convincente y sugestivo, el modo de poner el énfasis en lo más decisivo o de disimular lo más inconveniente. Soy un trapero en un ambiente de feroz competencia y sé lo malo que es pecar de exceso de confianza. Pierdes el género o te juegas el cuello. Y luego el juez hace lo que le viene en gana. Los abogados vivimos en el alambre y siempre hay un gracioso moviéndolo.

Consulto la agenda electoral y advierto que se acerca la victoria del Partido Popular en las elecciones generales. Su victoria en las locales es más inminente aún y ya no puedo prepararla. Me concentraré en aquello para lo que aún resta un año. Recuerdo 1996, aquella única vez en que participé en la Junta Electoral de Zona y en la que era fácil apreciar que la victoria o el nuevo fracaso del Partido Popular dependían del miedo que su alternativa pudiera seguir inspirando o no a los electores, ese miedo que era insistentemente alimentado por el partido en el gobierno durante la campaña electoral. Finalmente el miedo se venció en suficiente medida y Aznar ganó.

La victoria Popular en 2011 ya no inspira miedo y responde a las seguras bondades de la alternancia pero, francamente, da tremenda pereza. Pienso que será el triunfo de las ideas de mis buenos amigos de derechas, esos tipos a los que no aprecio, sino quiero y mucho, pero que sostienen puntos de vista que me parecen, no puedo evitarlo, realmente peregrinos. Puede que sea cosa mía y soy yo el peregrino. Probablemente el Partido Popular es más moderno que esa parte de su electorado recalcitrante, entrañable y políticamente impresentable con el que tengo el gusto de tomar café a diario. A saber.



A veces pienso que debo prepararme para el advenimiento de los entusiastas patriotas. A veces lo pienso mejor y comprendo que este juicio no, esta vez no hay que prepararlo. Solo hay que pensar en la apelación.

Y barajar la posibilidad de perderla, como hace cualquier abogado.

sábado, 26 de febrero de 2011

The King's Speech

Sé que está presente en cualquier buena película. Pero en esta deliciosa dramatización de hechos reales me pareció percibirla especialmente. Es la inteligencia. Salí de la sala saboreando la que desprenden el guión y los actores.



Finalmente me pareció un alegato contra el clasismo. Es solo un aspecto de la película, pero ya se sabe que siempre acabamos quedándonos con la parte de la historias que mejor enlaza con nuestras particulares predisposiciones, o comoquiera pueda llamarse eso a lo que me refiero. Nuestra particular curvatura del cerebro. Esas tendencias personales que creemos que deben ser flexibles, pero que observamos que cada vez son más pronunciadas e irreversibles.

jueves, 24 de febrero de 2011

Perroflautinternauta

En la red vivo del cuento. Aunque ahora gasto en productos culturales más que en ningún otro momento de mi vida, tengo buenos motivos para tener mala conciencia desde que internet entró en mi vida. Si hiciera lo correcto, leería un solo periódico, como antes, pero como soy un perroflautinternauta mantengo una suscripción mientras hojeo varios. Si fuera como dios manda bucearía por los rincones de la televisión digital terrestre hasta encontrar lo que creyera que merece la pena, pero como soy un perroflautinternauta voy directamente a lo que quiero ver y elijo cuándo. Si no fuera un pirata vería las películas solo en el cine y más tarde quizá las volvería a ver o las descubriría cuando un programador televisivo lo decidiera, o cuando comprara en el hipermercado un DVD para mi particular y muy exclusivo uso; pero como soy un perroflautinternauta que sigue yendo al cine, no por ello dejo pasar la oportunidad de repasar y descubrir filmografía a través de la red y al ritmo de mi infantil e insaciable capricho. Desconozco cómo exactamente se sostiene Spotify y cuáles son sus efectos en el mercado musical, pero este perroflautinternauta no echa de menos grabar en cintas magnetofónicas música de la radio desde que puede sumergirse en un amplísimo repertorio de bandas sonoras. Sin ir más lejos, últimamente ando tras Alexandre Desplat.




Yo solo soy un tipo con un diábolo que no sabe manejarlo. En realidad soy el perro que lo acompaña. Pero no tengo la menor duda de que, a pesar sus efectos menos deseables, la red y su tecnología propician un intercambio cultural e intelectual que es imparable y enriquece globalmente (mucho más de lo que puede empobrecer) a los que participan en él o simplemente lo contemplan. Un intercambio que estimula uno de los fenómenos más gratificantes y esperanzadores que observo, protagonizado por los más desinteresados y, en esa medida, también mejores. Me refiero al hecho de acometer placentéramente esfuerzo intelectual o artístico por puro amor al arte, sin más compensación que la oportunidad de compartirlo y difundirlo hasta el límite en un viaje que termina siendo de ida y vuelta, llevado a cabo por quienes ya tienen cubiertas sus necesidades de algún otro modo.

Son ellos los que más monedas arrojan. Los que me acarician la cabeza sin reparos ni escrúpulos.
Gracias, chavalotes, dice mi amo con voz ronca.
Muchísimas, muchísimas, muchísimas gracias, ladro yo.

sábado, 19 de febrero de 2011

Un cuentista de los míos

Está decidido. Se pongan como se pongan, de mayor quiero ser John Le Carré. O ahora mismo. Vivo junto a un acantilado, lejos de la ciudad, donde I write and walk and swim and drink. Consciente de que, en contra de las apariencias, soy un simple narrador de entretenidas historias imaginarias. Alguien sin importancia. A good writer is an expert on nothing except himself. And on that subject, if he is wise, he holds his tongue. Some of you may wonder why I am reluctant to submit to interviews on television and radio and in the press. The answer is that nothing that I write is authentic. It is the stuff of dreams, not reality. Yet I am treated by the media as though I wrote espionage handbooks.



La última novela ("Our Kind of Traitor", traducida como "Un traidor como los nuestros") la he leído de un tirón. Me ha parecido que el ritmo de la intriga es más rápido y fluido en éste que en anteriores libros. Y como en casi todos, y es que nunca aprendo del todo, me he enredado tanto en la historia que casi me la creo. Y mira que me lo tengo dicho. To a point I am flattered that my fabulations are taken so seriously. Yet I also despise myself in the fake role of guru, since it bears no relation to who I am or what I do. Artists, in my experience, have very little centre. They fake. They are not the real thing. They are spies. I am no exception.

Está decidido, sí. De mayor migro a Cornualles.


O ahora mismo.

domingo, 13 de febrero de 2011

Forbes, Botox® & rock and roll

Ambición desmedida de poder (de algún modo a través del dinero), de dinero (a través del poder) y frenético combate contra las huellas de la vejez. Pulsiones humanas llevadas al paroxismo. Cierta política mediterránea era y es una mascarada.









Y ciertos gestos de nuestra política exterior, interpretada esta vez por arrojados parlamentarios en defensa del interés económico patrio, no pueden ser más reveladores de una proverbial y ofensiva miopía.




Menudos tragos nos hace pasar la codicia, caballeros. Estoy con uestedes en que conviene llamarla por otro nombre: intercambio cultural, cooperación al desarrollo y apoyo a la expansión empresarial española. Adaptación a las circunstancias con buen sentido práctico.

Iba a reprocharles la escenografía y a decirles que puestos a ejercer el cinismo sin escrúpulos convendría hacerlo disimuladamente. No sé qué me digo. Bien mirado, también en esto nos conviene la transparencia, así nos revuelva el estómago.

martes, 8 de febrero de 2011

Retwiteando (por no bloguear)

Viendo como está el mundo aún hay quien se pregunta por qué se frotan las manos las moscas...

©elbaronrojo (http://twitter.com/elbaronrojo)

miércoles, 2 de febrero de 2011

Money, money



Me convenzo de que se trata de una buena y justa causa, y seguramente lo es, pero no logro evitar la incomodidad que me causan los procesos penales. El largo viaje a Madrid concede al cliente el tiempo necesario para revelarme más detalles del acusado, ese hijo de puta cuya amistad añora por momentos. El continuo relato, sin pausas, de sucesivas anécdotas repletas de ambición, dinero, codicia, dinero, engaño, dinero, corrupción y parrandas retrata unos años que veo claro que fueron para él los mejores, aunque no se atreva a reconocerlo, no después de cómo le defraudó aquel cabrón que había llegado a llorar en su hombro.

Al tiempo que descubro la antes desconocida personalidad del cliente, voy recreando una imagen del acusado, al que nunca he visto. Cuando coincidimos con él en el bullicio congregado junto a las salas de vistas, mi cliente no lo reconoce en un primer momento. Luego me dice que lo ha encontrado muy envejecido. Yo lo encuentro muy pequeño y en nada parecido al que había imaginado, aunque creo que empiezo a conocerlo.

El juicio se suspende finalmente y el regreso ofrece al cliente la ocasión de continuar el anecdotario repleto de villanos en ese escenario de negocios y promociones inmobiliarias que tan bien conoce.

El largo, cansado y tedioso día ha confirmado nuevamente que la riqueza nos deforma y corroe tal como lo haría un anillo maldito que nos atrajera irremediablemente.

miércoles, 26 de enero de 2011

Sénat

Un cruce en mitad de la curva partió la vida de Jesús en dos, las mismas partes en que casi quedó dividida su médula por el impacto. Tenía cuarenta y un años cuando el accidente, hace ya más de cinco. Puede caminar torpemente. La movilidad de los brazos y manos también es reducida. Me reconoce que el agarrotamiento será progresivo a pesar de los ejercicios. Habla bajo, supongo que por la insuficiencia pulmonar. Su madre siempre le acompaña. La necesita para todo. Es pequeña pero de aspecto fuerte. Ahora que su marido está también impedido por un tiempo a consecuencia de un accidente laboral se ve desesperada. No puede mover a Jesús y le preocupa que llegue el momento en que ya no esté o no pueda.

Jesús está inquieto por el resultado del proceso ahora que se acerca el final, pero muestra una entereza vital que a mí me falta. Quiere vivir aunque comprendo, no obstante, que alguien en su misma situación no quisiera hacerlo. Por eso mismo tomo como una derrota propia la noticia de hoy.

El artículo L1110-9 de la vigente Ley francesa de Salud Pública afirma que "toute personne malade dont l'état le requiert a le droit d'accéder à des soins palliatifs et à un accompagnement". La proposición de Ley relativa a la ayuda activa a morir defendida por el socialista Jean-Pierre Godefroy y otros senadores pretendía una reforma a fondo de la norma que incluía, por ejemplo, la siguiente redacción para el mismo artículo:

«Toute personne majeure, en phase avancée ou terminale d'une affection accidentelle ou pathologique grave et incurable, infligeant une souffrance physique ou psychique qui ne peut être apaisée et qu'elle juge insupportable, peut demander à bénéficier, dans les conditions strictes prévues au présent titre, d'une assistance médicalisée pour mourir.»

¿Hay verdaderamente algo más humano?¿Tiene sentido el miedo cerval que revelan las paralizantes reticencias?

Aprecio la caridad, senadores, pero prefiero la libertad.

viernes, 14 de enero de 2011

La Espasa

Me gusta pensar en los viejos tiempos para saber apreciar los nuevos. Y hay una parte de los viejos tiempos encerrada en la Delegación de Hacienda donde trabajaba mi padre.
En los viejos tiempos actualizar la legislación del temario de las oposiciones pasaba por revisar, una vez al mes, los ejemplares del B.O.E. tirados en un rincón de la Intervención.
En los viejos tiempos contemplar el compendio del saber, o algo que podría parecérsele, pasaba por admirar la gruesa y oscura tapa de los tomos de la Espasa, y ojear algunos en el despacho del Abogado del Estado cuando no estaba.



En casa, sin embargo, en los viejos tiempos el compendio del saber era la Durvan, y recuerdo especialmente cuando mi padre se negó a comprar más apéndices al comprobar que cada vez eran más caros y tenían menos páginas. Un abuso comercial, sin duda.



En los nuevos tiempos la Wikipedia anda celebrando su décimo aniversario. Sin discusión, la mejor referencia básica (y no tan básica) del conocimiento universal, construida, aumentada y corregida mediante un continuo esfuerzo colectivo y desinteresado que refleja algo de lo mejor de los nuevos tiempos. Absolutamente indispensable, muy especialmente para los que simulan mirarla por encima del hombro.



Observo complacido que últimamente la Espasa va saliendo del despacho donde nadie la consultaba.


domingo, 9 de enero de 2011

Upstairs and Downton

Los excesos son un clásico navideño. Un mal regalo en forma de kilos de más, envuelto en el penoso propósito de perderlos. Estaba dispuesto a practicar la gimnsasia doméstica o de interior (arriba-abajo, arriba-abajo, arriba-abajo), en el primer rincón de casa que quedara libre, a condición de encontrar algo que me entretuviera durante la fatiga. Y sí, ya lo creo que lo he encontrado. Ya no hay excusas.


"Downton Abbey", 2010.

Un delicioso reencuentro con "Arriba y Abajo", esta vez en el campo.